Cuento cultivado
Cómo ser sabio
El avecilla se quedo un poco turbada por la magnanimidad del asunto, y pensó inmediatamente en su amigo Aceituno, cuyos relatos siempre le hacían circunvolar. Ni corta ni perezosa se fue a visitarle al Molino de Santa Ana, procurando una respuesta que le diera guía en tan elevada tarea.
– Aceituno, ¿cómo se alcanza la sabiduría? preguntó el ave Cultivada después de posar la mirada en una de sus ramas.
– Es muy sencillo, amiga mía, respondió Aceituno, si un ser erudito habla, escúchale, y si hablas tú, escúchate.

La mochuela Cultivada escucha atentamente
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